1. UNA ZONA DE RECIENTE URBANIZACIÓN. El exterior del museo.
El Museo
está rodeado de
atractivos paseos y plazas en una zona de reciente
urbanización, superado su
pasado industrial. La plaza y la entrada principal del Museo se
encuentran
enfilando la calle Iparragirre, una de las principales vías
que cruza
diagonalmente Bilbao, extendiendo el casco urbano hasta la puerta misma
del
Museo. Una vez en la plaza, el visitante accede al Vestíbulo
descendiendo una
amplia escalinata, un recurso infrecuente que, en este caso, resuelve
con acierto
la diferencia de cota entre la ría del Nervión,
en cuya ribera se sitúa el
Museo, y el nivel de la ciudad, haciendo factible una espectacular
estructura
que, sin embargo, no rebasa la altura de las construcciones
circundantes. La
parte más alta del edificio está coronada por un
gran lucernario en forma de
flor metálica que cubre el Atrio, uno de los rasgos
más característicos del
edificio.
El exterior del Museo, cuyo perímetro puede recorrerse íntegramente, presenta diferentes configuraciones desde las distintas perspectivas y sirve también para la exhibición artística, albergando piezas de creadores como Louise Bourgeois, Eduardo Chillida, Yves Klein, Jeff Koons o Fujiko Nakaya. La parcela en la que se sitúa el edificio está surcada en uno de sus extremos por el Puente de La Salve que, desde 2007, sirve de soporte a la intervención escultórica encargada por el Museo a Daniel Buren titulada Arcos rojos / Arku Gorriak. Bajo el puente discurre la sala 104, una enorme galería libre de columnas que alberga la instalación escultórica de Richard Serra La materia del tiempo, y que se topa en su extremo con una torre, un remate escultórico del diseño arquitectónico que abraza el colosal puente y lo integra, de forma eficaz, en el edificio.
UN
GRAN ESPACIO DIÁFANO DE VOLÚMENES CURVOS
Una vez en
el Vestíbulo, que
sirve de distribuidor, el visitante accede al Atrio,
auténtico corazón del
Museo y uno de los rasgos distintivos del diseño
arquitectónico de Frank Gehry.
Se trata de un gran espacio diáfano de volúmenes
curvos que conectan el
interior y el exterior del edificio mediante grandes muros cortina de
vidrio y
un gran lucernario cenital. Los tres niveles del Museo se organizan en
torno a
este Atrio central y se conectan mediante pasarelas
curvilíneas, ascensores de
titanio y cristal, y torres de escaleras. El Atrio, que
también funciona como
espacio expositivo, sirve como eje que ordena las 20
galerías que alberga el
Museo, algunas de aspecto más clásico y
líneas ortogonales y otras de
volumetrías más orgánicas e
irregulares. El juego de volúmenes y perspectivas
permite disponer de espacios interiores en los que, sin embargo, el
visitante
no se siente en absoluto desbordado.
Esta diversidad de salas ha demostrado su enorme versatilidad en las manos expertas de comisarios y diseñadores, que han encontrado la atmósfera idónea, tanto para presentaciones de obras de gran formato y medios contemporáneos como en muestras de carácter más sosegado o íntimo.
VOLVER AL ÍNDICE |
2. EL INTERIOR DEL MUSEO
Los tres niveles del Museo se organizan en torno a un Atrio central y se conectan mediante pasarelas curvilíneas, ascensores de titanio y cristal, y torres de escaleras.
UNA
ESTRUCTURA DE TITANIO, VIDRIO Y PIEDRA CALIZA
La
construcción del Museo
Guggenheim Bilbao tuvo lugar entre octubre de 1993 y octubre de 1997 y
el
emplazamiento elegido, en una curva de un antiguo muelle de uso
portuario e
industrial, supuso la recuperación de la ría del
Nervión para la ciudad y su
reurbanización para la cultura y el ocio.
Debido a la complejidad matemática de las formas curvilíneas proyectadas por Gehry, éste decidió emplear un avanzado software inicialmente utilizado en la industria aeroespacial, CATIA, para trasladar fielmente su concepto a la estructura y facilitar su construcción. Para la piel exterior del edificio, el arquitecto eligió el titanio tras descartar otros materiales y comprobar su comportamiento en unas muestras que había en el exterior de su propio estudio. El acabado de las cerca de 33.000 finísimas planchas de titanio consigue un efecto rugoso y orgánico, al que se suman los cambios de tonalidad del material según la atmósfera reinante. Los otros dos materiales empleados en el edificio, piedra caliza y vidrio, armonizan perfectamente, logrando un diseño arquitectónico de gran impacto visual, hoy día convertido en verdadero icono de la ciudad en todo el mundo.
VOLVER AL ÍNDICE |
3. LA CONSTRUCCIÓN DEL MUSEO
Para la piel exterior del edificio, el arquitecto eligió el titanio tras descartar otros materiales y comprobar su comportamiento en unas muestras que había en el exterior de su propio estudio.
VOLVER AL ÍNDICE |
4. UNO DE LOS ARQUITECTOS MÁS IMPORTANTES E INFLUYENTES DEL MUNDO
Frank Gehry
está considerado como
uno de los arquitectos más importantes e influyentes del
mundo, y es
internacionalmente célebre por su arquitectura personal, que
incorpora nuevas
formas y materiales y es especialmente sensible con su entorno. El
Museo
Guggenheim Bilbao es una de sus obras más conocidas.
Gehry ha
sido galardonado con los
más prestigiosos premios en el campo de la arquitectura,
como el Pritzker, que
le fue otorgado en 1989 o el Premio Imperial Japonés, que le
fue concedido en
1992. En la actualidad, su estudio, Gehry Partners LLP, está
ubicado en Los
Ángeles y Gehry continúa diseñando y
dirigiendo proyectos para clientes de todo
el mundo.
VOLVER AL ÍNDICE |